Taganana, es un encantador pueblito rural perteneciente al municipio de Santa Cruz de Tenerife, distrito de Anaga, en el noreste de la isla de Tenerife, dotado de una inmensa e inspiradora belleza natural que rodea todo el paraje y en donde su gente desarrolla su diario vivir entre el verdor de las montañas y el inmenso azul del mar. De estrechas callejuelas con casitas dibujadas con la clásica arquitectura tradicional de la isla, que lo transforman en un precioso pueblito lleno de una tranquilidad que se respira en el ambiente y con el mágico encanto de las cosas sencillas.
Fundado en 1501, es una de las poblaciones más antiguas de la isla. Su nombre es de origen guanche y algunos autores lo relacionan con tăgananque significa subida o cuesta, y otros con anagan cuyo significado es rodeado de montañas.
Taganana se distingue de cualquier otro pueblo del municipio de Santa Cruz de Tenerife por la arraigada identidad de sus habitantes, marcada por su histórico aislamiento respecto de la ciudad con la cual permaneció prácticamente incomunicado por lo abrupto de su relieve, lo que hacía prácticamente imposible llegar hasta él excepto por vía marítima, hasta 1968, año en el cual se construyó la carretera que conduce hasta esta localidad.
Este aislamiento originó que se guardaran celosamente muchas de sus costumbres y tradiciones, con especial mención la de la elaboración famoso vino de Taganana cuyas vides escoltan todo el camino desde lo alto del Macizo de Anaga.
Son muchos los visitantes que acuden a Taganana para practicar senderismo o bien para practicar surf en sus hermosísimas playas, con sus roques sobresaliendo del océano, que se erigen como uno de los aspectos más característicos de la zona.
Además de los tesoros naturales, este encantador pueblito rural también cuenta con grandes joyas artísticas como la imagen de la Virgen de Las Nieves, que según cuenta la leyenda fue encontrada en una playa cercana tras ser abandonada del galeón en que viajaba. También se encuentra uno de los templos más antiguos de la Isla, la Iglesia de Nuestra Señora de Las Nieves, donde se halla el exponente cultural más importante de Taganana: un cuadro del siglo XVI, de origen flamenco y de incalculable valor conocido como el Tríptico de Taganana. Y al otro lado de la Plaza de Nuestra Señora de Las Nieves, se ubica la Ermita de Santa Catalina, lugar de eucaristía para los habitantes que acuden a misa.
A pesar de que es Taganana es un pueblito muy pequeño, en él podemos encontrar todo tipo de servicios, que van desde un pequeño supermercado hasta bares y restaurantes con el encanto de sus tradiciones y la sencillez de su gente.
Para poder llegar hasta Taganana hay que ir por la carretera que atraviesa Anaga, una carretera estrecha y repleta de curvas, la cual es de un continuo giro sobre si misma hasta llegar a los pies del pueblo, pero bien vale la pena.
Taganana, un lugar con un encanto sereno y diferente que no puedes dejar de visitar.